Un “pozo de nieve” o “nevera” era un pozo en el que al abrigo del sol se almacenaba nieve durante los meses invernales para su utilización en los meses veraniegos. El frío servía tanto para preparar “helados” para los nobles como para conservar alimentos, especialmente pescados. Al final del verano el pozo se limpiaba y se arreglaba. Al llegar las nevadas invernales se llenaba con la nieve de los contornos, poniendo la nieve prensada de modo uniforme en capas separadas por capas de paja para aislar mejor la nieve y facilitar su extracción.